Mi Dunki es pequeño, peludo, suave; tan blanco por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Tiene dos espejos de cristal en sus ojos de color azul.
Lo dejo suelto y disfruta por la casa, por el patio, mueve su hocico con alegría, cuando mejor esta pega saltos en el aire o hace pequeños ruiditos disfrutando de la vida.
A veces es muy travieso y cuando le riñes se hace el despistado y te da la espalda y te mira de reojo como sabiendo que ha hecho algo mal pero no quiere reconocerlo.
Es tierno y mimoso igual que un niño, pero valiente y osado ante un desconocido al acercarse a el nada mas verle.
Le gusta comer productos de calidad y si ve que ese alimento no esta en su punto, pues decide no comerlo.
Es prácticamente la alegría de la casa, sin el no me imagino la vida diaria, al llegar a casa, mirarte, pedirte que le saques de su jaula y darme cariño y ternura.
Después de esta pequeña descripción basándome en uno de los libros más bonitos que existen " Platero y yo" de Juan Ramón Jimenez pues debo decir que Duncan o Dunki como yo le llamo es un conejo al que quiero muchísimo porque me encantan los animales y es una experiencia preciosa el convivir con animales o mascotas, disfrutando con ellas, tratándolas con amor porque así ellas te corresponderán.
Mi Dunki fue abandonado y nosotros le adoptamos por Internet a través de ANAC ( Asociación nacional de amigos del conejo) los cuales cuidan y recogen conejos abandonados y los ofrecen en adopción, lo cual es una gran iniciativa por su parte.
La verdad es que animo a la gente a que adopte, de un hogar a estos indefensos animales, ya sean; perros, gatos, cobayas, conejos, lagartos.... y un sinfin de animales que necesitan un sitio donde ser alojados y queridos para vivir felices y enseñarnos a ser mejor persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario